Hace 75 años, Benito Mussolini, dictador de Italia, era fusilado «como un perro rabioso» por órdenes del Comité de Liberación Nacional (CLN) marcando el fin de una era en Italia. La película a criticar hoy, Mussolini Ultimo Atto o Mussolini Último Acto (1974), relata los últimos días de Mussolini.
MUSSOLINI. LA CAÍDA, HUMANIZANDO AL DUCE
Abril de 1945. El Eje se encuentra prácticamente vencido, los Aliados están a punto de tomar Milán (Italia) y buscan la cabeza de Il Duce, Benito Mussolini, para hacerlo pagar por sus crímenes mientras que este busca escapar a Suiza para, desde la distancia, apoyar al Primer Ministro británico Winston Churchill en su futura lucha contra la Unión Soviética. Esa es la premisa de la película histórica dirigida por el italiano Carlo Lizzani.
En la historia del cine, hemos visto muchas representaciones caricaturescas de dictadores como Adolf Hitler, solo unas pocas obras se han atrevido a caracterizar a personas tan infames como «humanos», es decir, con sus virtudes y defectos como cualquiera; por ejemplo La Caída (2004) es un excelente ejemplo de humanización al relatar el descenso a la locura de Hitler. Mussolini Último Acto no se queda atrás en este aspecto.
Lizzani logra una digna representación del controvertido Duce, resaltando sobre todo su hipocresía y orgullo a lo largo de su régimen; además de su nostalgia reflexiva en sus últimos días de vida. Lizanni humaniza a un dictador, pero sin mostrar apoyo por él.
Sin embargo, la humanización de un personaje histórico quedaría en intento si no fuera por la impecable interpretación de Rod Steiger, que se adueña del papel de Il Duce.
Lizzani cuenta su relato como «el juego entre el gato y el ratón», donde Mussolini como el roedor debe buscar su salida a través de los diversos obstáculos que se le presentan como el avance de los Aliados, la caída de la República Social Italiana y la aparente traición de estos últimos junto con los nazis. Sabemos como termina esto, pero ver como Mussolini va reflexionando sobre su hipocresía y orgullo de su mandato le da un agregado al filme, aquí el final no es lo importante sino el viaje.
ENNIO MORRICONE. UNA BANDA SONORA MEMORABLE.
Lizzani combina metraje documental con el ficticio para potenciar su relato audiovisual lo cual, por si solo, logra excelentes resultados, pero lo que lo eleva a la grandeza es el trabajo sonoro del maestro Ennio Morricone.
Afirmaba el destacado cineasta peruano Armando Robles Godoy que cuando la música y el cine se juntaban «(…) son un orgasmo perfecto», razón no le faltaba pues el cine al potenciar la imagen con lo sonoro logra hacer memorable su relato, pero es algo que pocos logran, sin embargo, la combinación Lizzani y Morricone lo hacen, dando como resultado una de las mejores composiciones que ha realizado Morricone.
En la banda sonora, destaco sobre todo su tema principal «Ultimo Atto» que, fácilmente, puede resumir toda la película al empezar con unos bajos para luego subir a unos altos que transmiten una emoción de nostalgia y melancolía para terminar en bajos con una tonalidad solemne hasta desaparecer.
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CONCLUSIONES
La película es un excelente análisis de Mussolini, sin embargo, resulta muy confusa para los desconocedores de la historia (se presentan muchos personajes y bandos) por lo que uno debe permanecer atento para no perder detalles. Este es el único gran punto negativo que juega en su contra; pero a pesar de que uno se pueda perder en los entramados socio políticos de la obra, la memorable banda sonora compuesta por Morricone logra dejar indiferente a cualquiera y hace obligatorio el visionado del filme aunque sea una vez mínimo.
La Tercera Vía Peruana 